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Los habitantes de las Islas Malvinas, o Falklands Island se han catalogado a lo largo de los años por poseer un nivel de vida excéntrico y distinguido. Pues con las actividades que se desarrollan en el archipiélago y los beneficios que le da el Estado británico, los kelpers tienen un nivel de vida, realmente elevado.

En este sentido, la apuesta con respecto al sector turístico tiene que ver con captar a los «turistas de valor agregado», entendiendo por estos a los que pueden pasar largas estadías en la Isla atraídos por el interés que la rica flora y fauna de Malvinas han despertado en materia de biodiversidad y turismo ecológico. Son estos turistas los que posibilitarían que los ingresos cercanos a 30 millones de libras en PBI (unos u$s 50 millones), sigan creciendo, ya que no le exigirían al gobierno de Malvinas una inversión millonaria para el acondicionamiento de la infraestructura hotelera como si debería hacerlo en caso de querer alojar centenares de turistas en cortos períodos de tiempo.

La gran actividad económica atrae a ciudadanos de la región. La comunidad de chilenos que vive en Malvinas ronda las 300 personas y se ha duplicado en los últimos cinco años y hoy ya son la tercera minoría, detrás de los británicos y los nativos de la isla de Santa Elena. «Hay muchos que trabajan durante uno o dos años, ahorran buen dinero y se vuelven a Chile», dice Cristina, una taxista que trabaja para la compañía local.

Otro de los aspectos que ha engrosado el tejido económico de las Islas es la pesca. Esto, a pesar de los históricos reclamos de la Argentina y la zona de exclusión que determinó la guerra de 1982. Por supuesto sobrevuela la potencialidad del negocio petrolero, una actividad de la que todos hablan porque la llegada de turistas también coincide con numerosos ingenieros, físicos y geólogos que realizan en forma cotidiana trabajos para las compañías encargadas de la exploración. De todas formas, la pesca constituye la clave para que los isleños puedan tener un nivel de vida infinitamente superior al que tenían antes de la guerra que les permite pleno empleo. A la vez, los 1500 militares que viven en la base de Mount Pleasant gastan su dinero en las tiendas de regalo y restaurantes de Puerto Argentino.

Vía: Cronista
Imagen: Ricos y Pobres

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